Marvâo, un pueblo en las alturas
Marvâo, es un pueblo fortificado, encaramado en el alto de una roca con la que casi se confunde, por eso también se la conoce como "el nido de las águilas".
Sobre esta atalaya y dentro de un recinto totalmente amurallado, se encuentra situado un precioso pueblo con unas vistas impresionantes que como dijo Saramago, "desde Marvâo se ve todo".
Y si, se ve todo y se ve inmenso, desde aquí se avistan la sierras da Estrela y de la Gardunha, la de Sâo Mamede, el bonito pueblo de Castelo de Vide (que también visitamos y del que ya os hablaremos) y un poco más allá al este, España... lo único pequeño que tenemos a nuestros pies es el pueblo de Marvao, con sus casas encaladas, hermoso y acogedor.
Cuando uno traspasa la puerta de su muralla y empieza a caminar por sus estrechas callejuelas, con casitas de puertas ojivales, graciosas ventanas y tejados con pintorescas chemineas, tiene la impresión de que aquí el tiempo se ha detenido... y en parte así ha sido.
Marvâo debe su nombre a ibn Marwan con un alias muy familiar "el hijo del gallego" o "el gallego" era líder de un movimiento sufí de Al-Andalus que dominó el Guadiana Bajo y Medio y el sur del actual Portugal. Más tarde fue conquistado por D. Alfonso Henriques en 1166 y posteriormente por D. Dinis que reedifica la fortaleza en el siglo XIII, como parte de la cadena de plazas fuertes fronterizas con Castilla.
En el siglo XVI llegó a tener 1.500 habitantes, pero desde entonces, solo el turismo parece haber impedido su total despoblamiento (en el 2011 tenía algo menos de 400), quizá por eso podemos disfrutar de un autentico pueblo del pasado.
Ha presentado su candidatura para ser declarado Patrimonio de la Humanidad... se lo merece y lo conseguirá más pronto que tarde... al tiempo!
En lo más alto del pueblo encontramos el castillo, al que se acede subiendo por cualquiera de sus empinadas callejuelas, es una imponente fortaleza adaptada a un espolón del cerro, con unas vistas insuperables.
Tiene una interesante torre cuadrada del homenaje y también
en su interior se encuentra la gran cisterna, imprescindible para resistir los largos asedios, dado la inexistencia de agua en este lugar, esta cubierta por una bóveda de cañón apuntado, reforzado por 10 arcos fajones.
El recinto es sumamente interesante y de considerable tamaño.
Y claro... estando en Portugal, no puede faltar un bello y cuidado jardín.
Es un pueblo para pasear con calma, disfrutando de sus pintorescos rincones, descubriendo sus iglesias y monumentos, a Praça do Pelourinho con los antiguos paços do concehlo, tribunal y cárcel y por supuesto recorrer su muralla... una verdadera gozada para los sentidos!
En algún lugar he leído que aquí hay unos bellos amaneceres y atardeceres... así que volveremos para verlos!
Y en unos día volvemos con otra crónica viajera... sed todo lo felices que podáis!
Fuentes:
La esencia de Portugal sur de Anaya Turing
Portugal guía total de Anaya Touring club
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