Pueblito Los Dominicos - Santiago de Chile II



Ya pasadas las fiestas y con la normalidad  restablecida retomo mis crónicas viajeras. Habíamos quedado en la anterior entrada en visitar el Pueblito de los Dominicos y el sábado es precisamente uno de los mejores días para visitarlo, hace justo nueve sábados a andábamos por allí. El pueblito está situado en el Parque de los Dominicos y justo al lado de la iglesia de San Vicente Ferrer, más conocida como Iglesia de los Dominicos por pertenecer a esta Orden. Es un edificio histórico, aparece en los billetes de 2.000 pesos y fue refugio de los revolucionarios durante la lucha  por la independencia del país.
  En la actualidad se ha quedado pequeña para el culto,  pero lo han solucionado con imaginación y han recuperado el granero para fines religiosos  -un lugar muy adecuado para estos menesteres, desde mi punto de vista- la iglesia se puede visitar, pero a nosotros nos coincidió con una celebración

religiosa, había que esperar un buen rato y como el tiempo es oro, decidimos no esperar.
Cabe subrayar que dentro del recinto, tiene un patio, que me recuerda a un claustro,  con columnas de madera y un cuidado jardín con grandes árboles que resulta un remanso de paz y sosiego.   
Llegamos al parque tempranito, después de un buen rato de viaje en la linea 1 del metro, con la intención de desayunar en un entorno tan idílico, pero las locales no abren hasta 10:30,  así que aprovechamos para visitar un mercadito de frutas y verduras instalado en las inmediaciones que hace las delicias del cualquier aficionado a lo gastro, fue un rato de lo más placentero.



Como se puede observar en estas fotos, son productos de primera calidad, colocados con sumo gusto, en un entorno maravilloso y con unos vendedores adorables, la única pega, que esté tan lejos y no poder llevarme un buen cesto de ellos a casa.



Me sorprendió el tamaño de las chirimoyas, que además son riquísimas y las alcachofas que parecían rosas verdes.



Y llega la hora de adentrarnos en este pueblito de artesanos, que reproduce las caracteristicas de un pueblo tradiccional chileno, con estrechas callejuela de tierra, flanqueadas por pequeñas casas, en ellas se albergan los  talleres de los artesanos  que  trabajan a la vista de los visitantes. Aquí se encuentra lo mejor de la artesanía chilena y desde hace años es visita obligatoria para viajeros y turistas.







El pueblo dispone de más de 160 talleres, que a la vez son  tiendas en las que los artesanos venden sus piezas de cerámica, joyería, cuero, arte popular, vidrieras, muebles, tejidos ropas y un largo ect. Además de explicar amablemente la forma en que se elabora la pieza artesana por las que  uno se interesa.






Tengo que confesar que yo que no soy una gran aficionada a las compras, me he venido con unas cuantas piezas artesanas, algunas para casa y por supuesto alguna para mi, no podía dejar de comprar algo de lapislázuli, que fue la  piedra nacional chilena durante mucho tiempo y posee importantes yacimientos de la misma.
Cualquier guia de viaje que se consulte sobre Santiago de Chile, aconseja una visita a este lugar, después de haberlo visitado yo también...  si uno es aficionado a las compras esto es un paraíso y si no lo es,  también, porque es un lugar sumamente agradable, donde se puede observar la artesanía  típica del país, que hace parte de su cultura.

En una época en donde muchas de las cosas que nos ofrece el comercio  son iguales en cualquier lugar del mundo, es sumamente agradable pasar unas horas entre objetos únicos,  realizados con mimo por manos artesanas que  conservan  viejas tradiciones.



La próxima semana volveré con más crónicas viajeras... hacedme el favor de ser felices!





























Comentarios

  1. Hola guapísima !!!
    Un paseíto muy agradable el de hoy, mi querida amiga. Si te digo la verdad las cosas artesanas me gustan, tienen una chispa especial. Y como bien dices, a día de hoy donde te compras una prenda que igual la lleva una señora de Oviedo y te cruzas con ella en el aeropuerto de Madrid, no tiene la misma gracia ¿verdad? Pero las horas que lleva hacer algo a mano y el trabajo que tiene, no está bie pagado. Por cierto, el lapislázuli es una de mis piedras preferidas.
    Besotes gordos mi Reina Mora.

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