Grecia (II) Meteora

Cuando vi por primera  vez las fotos de los monasterios de Las Meteoras quede prendada para siempre, aquel lugar que me pareció mágico, me fascinó. Hoy tengo que decir que estaba en lo cierto, tras  mi visita sigo igual de fascinada, es un lugar absolutamente maravilloso. Su geografía es espectacular y esas edificaciones al borde del precipicio desafiando el equilibrio, me han dejado sin palabras.


Una mañana de domingo abandonamos Atenas con destino a  Kalambaka ciudad situada en el extremo oeste de la llanura de Tesalia, bajo las enormes rocas de las Meteoras. Un paisaje imponente y majestuoso.
Al adentrarnos en el bosque pétreo de las Meteoras el primer monasterio que nos  encontramos es el de San Nicolas de Anapausa.































Está situado sobre una gran roca con una cumbre  estrecha, su estructura es como un  bloque de piedra tallado. 









Encaramado a otra imponente roca está el Monasterio de Varlaam.

En la actualidad, se llega a sus inmediaciones en coche, en  el pasado el acceso a este y a los demás, era toda una aventura












Estos grabados dan una idea de las dificultades de acceso a los monasterios


















 Una imagen de Varlaan desde la subida al gran Meteora.
Otra panorámica del monasterio de Varlaam, está hecha desde la carretera que llega a sus inmediaciones y al atardecer. Al fondo podemos ver  el Monasterio de Rousanou. 










La magia del paisaje de las Meteoras se hace patente en cada monasterio encaramado a lugares inimaginables.


El Monasterio de Rosanou visto desde la carretera de acceso produce una cierta sensación de vértigo 

















Desde el recinto de Rosanou


vemos encaramado a lo alto el Monasterio de la Transfiguración de la Gran Meteora
























Aquí vemos Rosanou desde  la parte alta de las Meteoras.


Este monasterio en la actualidad está regentado por mujeres.








El monasterio de la Transfiguración de la Gran Meteora  está situado en la cumbre,  a 613 metros de altura sobre el nivel del mar es por tanto el que esta situado a mas altura.
En esta imagen vemos al Gran  Meteora desde el  Monasterio de Varlaam
Otra instantánea del Gran Meteora.

Aquí tenemos una panorámica de los cuatro monasterios vistos hasta ahora








Otra panorámica  con el pequeño pueblo de Kastraki al fondo.


Las llanuras de Tesalia, la cuenca del río Pinios y al fondo el monte Pindo.
 Tiene fama de ser el más bonito y típico cuadro de las Meteoras, la roca de la Santa Trinidad. Es desde luego, un paisaje de incomparable belleza,  donde se respira una imensa paz y donde nos encontramos un monje con un perfecto dominio del idioma español que muy amablemente nos sirvió de cicerón.





La roca en la que fue construido es la más espectacular de todo el valle y el acceso el más difícil, pero sin duda vale la pena.


En este grabado puede apreciarse la dificultad que entraña la subida.













Una vista de la ciudad de Kalambaka con el monte Pindo al fondo durante la "escalada" a la Santa Tinidad.
Desde la lejanía parece una insignificancia sobre la roca.
Una vista desde lo alto de la roca de la Santa trinidad

El último Monasterio que queda el el de San Esteban, es el más accesible al visitante, se yergue sobre una colosal roca en frente de la ciudad de Kalambaka y es el más rico de las Meteoras.





Uno de los libros que me traje, señala  "la enorme obra religiosa y social que realiza el monasterio de mujeres de San Esteban, con el cultivo y el aprendizaje de la música bizantina y la pintura hagiográfica y también,
con la escritura de textos religiosos, obra de monjas intelectuales, entre las que hay, profesoras y médicos".



Estas fotos y el texto que las acompaña dan una idea de las dificultades de subir a las rocas.

"Los primeros ascetas subieron a las rocas con andamios sucesivos que se apoyaban en postes empotrados en agujeros de las mismas.
Las marcas de estos andamios se conservan hasta hoy.
Más tarde las sustituyeron por enormes escaleras de viento que provocaban vértigo a los que ascendían.los que no se atrevían con las escaleras, los subían por medio de una red. Esta ascensión duraba media hora, media hora de angustia y terror. Un sudor frío empapaba al visitante cuando la red, al abandonar el suelo, giraba en círculos en el vacío y la cuerda chirriaba en la polea, amenazando con lanzarlo al abismo de un momento a otro.


En 1922 se tallaron escaleras en la roca y hoy el visitante sube con seguridad. La red todavía se utiliza para transportar  alimentos y todo lo necesario para el mantenimiento del monasterio"

Los monasterios no coinciden todos abiertos, para visitarlos ha de ser en dos días, si alguien tiene intención de visitarlos que vea previamente los días que cierran.


A las mujeres no las dejan entrar con pantalones por lo que facilitan una falda larga para visitarlos que en fin.... Mi consejo es que llevéis vuestras faldas...largas, por supuesto. 

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